La campana, hecha de  bronce y con badajo de hierro, fue introducida por el cristianismo implantándose por  primera vez en Italia en el S.VI de la mano de los monjes benedictinos. En el S.XII la fabricación de las campanas pasó a manos de los laicos; se hicieron más grandes y se construyeron torres para colocarlas para que su sonido se pudiera escuchar más lejos.

Fueron utilizadas por persas, griegos y romanos. Durante la Edad Media se utilizaron con fines militares, puesto que a su son se congregaban las mesnadas, para marchar a la guerra.

Se dice que Sta. Teresa no abría una fundación sin instalar en lugar visible una campana incluso cuando ello exígia prescindir de otros elementos por falta de medios.

En el 2004 Año Compostelano, casi 100 templos iniciaron el Jacobeo con un repique de campanas, haciéndose patente en iglesias de Burgos y de León. La actividad propuesta por la Junta de C.y L. se extendió a otros pueblos del Camino de Santiago.

Como se ve, el toque de campana forma parte de la vida cotidiana, se puede decir que las campanas  hablan a través de sus tañidos, avisando  a las gentes  de los acontecimientos cotidianos o extraordinarios más diversos. A toque de campana se reunían los vecinos a concejo o hacendera; su repique anunciaba la fiesta y su pausado doblar era anunciador de la muerte. El toque de nublado alejaba las tormentas o el de arrebato ponía en alerta sobre el fuego o desgracia.

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Fotos de Don Ildefonso Marcos Juez tocando las campanas de Tinieblas de la Sierra, junto con las campanas: